En sus palabras es la personificación antropomórfica moldeada, es decir es un ente que personifica el morir. Posee la forma de una mujer de piel negra con múltiples brazos; originalmente transformaba su apariencia según dictara el ser que visitaba como una forma de dar a cada persona lo que deseaba, pero con el tiempo comprendería que lo que la gente deseaba era no llegar a verla, así que optaría por su forma actual que le es cómoda y eficiente. Su origen no es conocido por nadie, su naturaleza no es buena ni mala solo cumple con su trabajo, tampoco tiene voz o al menos nadie la ha escuchado como las demás entidades.
Puede atravesar objetos sólidos como si se tratara de un fantasma, pero a diferencia de ellos no es porque no sea real, sino porque no existe nada más real que la muerte, por lo que desde su perspectiva cualquier objeto o materia es etéreo comparado con él.
En su recinto posee una biblioteca en la que hay un tomo por cada individuo en que la vida se escribe sola y una sala en que están los relojes de arena que muestran cuanto han vivido las personas y lo que les queda, al momento en que el último grano de arena cae, Druaga se presenta y corta el hilo de la vida para que el alma vaya al otro lado a recibir lo que aquí se hizo merecedor según sus actos o ella misma crea, pero esto solo sucede con determinadas personas, en general no se necesita su aparición y el proceso es automático excepto cuando la persona es clave para el desarrollo del destino o se trata de una persona especial.