Nadie sabía lo que estaba pasando en aquella oscura y vieja casa abandonada, pero muchos de los habitantes del pueblo habían llegado a ver luces a altas horas de la madrugada.
La mayor parte pensaba que se trataba de algún mendigo o inclusive de algún chico joven que quería pasar una experiencia de terror, pero el miedo se apoderó de ellos cuando pudieron ver en la biblioteca un libro que hablaba precisamente de esa casa que databa de siglos atrás, y durante todos estos años había seguido experimentando esas luces interiores.
Lo que más sorprendía era que esas luces siempre se encendiesen en las mismas épocas durante esos siglos, por lo que había pocas posibilidades de que se tratase de una coincidencia. Andrés y María hablaron con Pablo y Pedro para intentar averiguar qué era lo que realmente estaba pasando el interior de la vieja casa.
Finalmente decidieron entrar e intentar dirigirse a la habitación donde se encontraba la luz, pero todo ello lo harían con un equipo adecuado que les permitiese obtener pruebas de lo que iban a ver.
Llegó la noche y los cuatro amigos se aventuraron dentro de la vivienda. Para ello tuvieron que forzar la entrada que ya se encontraban bastantes malas condiciones. Subieron las escaleras no sin miedo, ya que no sabían qué era lo que iban a encontrar en la parte de arriba.
Al llegar quedaron sorprendidos, pero no tuvieron tiempo de reaccionar, ya que unos extraños animales de un tamaño muy reducido se abalanzaron sobre ellos y no pudieron escapar. Desde aquel momento, nadie volvió atreverse entre la vieja mansión abandonada y el misterio permaneció oculto.